Para los que no saben que es San Antonio, pues es una cadena de restaurantes en lima, con una atencion buenisima, donde hay todo tipo de antojillos basicos para satisfacer al mas famelico, que se ha convertido en el punto de reunion de la clase media limeña y un poco mas. Tengo que añadir que para mi "suerte", uno de sus locales, queda a 3 cuadras de mi actual casa. Una seda!
Bueno, estaba sentado, esperando mi juguito de papaya con naranja, viendo mis correos en el celular, cuando me llamo la atencion un grupo de mujeres, de edades entre los 30 y 45, que hablaban todas a la vez entendiendose a la perfeccion. Wow, me dije a mi mismo, que regalo del altisimo que recibieron ellas, porque eso de hacer varias cosas a la vez, o a lo mejor todas de un porrazo , solo les pertenece al sexo femenino. Como pueden todas hablar al mismo tiempo, me preguntaba y bueno entretenido con la escena, muy tipica por cierto del lugar, vi entrar luego de un rato una familia entera conversando entusiasmados buscando una mesa donde sentarse. Parecia que estaban festejando algo porque tenian una actitud tan jovial y relajada que contrastaba muy bien con la mesa que tenia al lado de dos señores que discutian un negocio que creo que no andaba bien.
A los pocos minutos de haberlo ordenado, llego el elixir deseado a mi mesa y deje el celular por completo quedandome casi literalmente pegado, mientras saboreaba esa combinacion magica de papaya y naranja, que tanto me gusta, con una pareja, sentada al fente mio, que se contaban problemas o algo asi, ya que veia sus rostros desencajandose cada vez mas.
La gente seguia entrando, los mozos de un lado para otro con los postres, las ensaladas, las tortas, muchas risas, voces en alto, murmullos, conversaciones buscando discrecion, combinandose muy bien a la vez, con un bombardeo de expresiones cada una tan diferente a la otra.
Cada segundo que pasaba, en cada interaccion, rostros felices, neutros, tristes, preocupados, mostrandose, enfrentandose, rostros jaraneros, amables, contentos, festivos, casi una selva entera de sonidos, pero de sonidos de posturas, miradas, gestos, muchos gestos, de asombro, interes, pena, preocupacion, ternura, odio, camaraderia, etc que poco a poco me empezaron a sacar del lugar donde me encontraba, para llevarme a un sitio desconocido hasta ese entonces para mi.
Pude ver por primera vez la enorme e innumerable cantidad de transmisiones de mensajes no hablados, que gritan aun mas fuerte, que el alarido de un niño que se acaba de golpear aparatosamente, y que siempre me rodearon, siempre.
Fue en ese momento que deje de oir con mis oidos para empezar a escuchar con mis ojos... todo se volvia mas silencioso, mas alejado, mas cerca... y el tiempo bajo mucho tambien de volumen.
Como cuando una camara filma a 120 cuadros por seg, comence a observar detenidamente cada movimiento de los musculos de las caras, las articulaciones de las manos, codos, hombros, los diferentes niveles de abertura de los ojos, las intensidades de las sonrisas, las carcajadas, las ceños fruncidos, las cejas moviendose al ritmo de la preocupacion y el asombro, los dientes como pequeñas lamparas, apareciendo y desapareciendo, todo acompañado de los diferentes tonos de piel, colores y cortes de cabellos, tamaños, dimensiones y formas de narices, bocas, orejas, y como en un viaje sin distancias intente acercarme aun mas y mas a cada uno de ellos, para no perderme cada detalle de este universo que siempre estuvo tan cerca, tan lejos, tan dentro de mi tambien, en cada sustancia quimica que recorre mi cuerpo desde que sale del cerebro casi obligado por culpa de un pensamiento, un deseo o una reaccion subconciente y me hace ver de alguna forma, y me hace gritar al universo sin emitir sonido alguno ...
fin de la primera parte
Muy bueno. Ayer me dí cuenta que, efectivamente, "miras" mucho; sobre todo cuando viste mi nuevo corte a lo Pablito Ruiz. Pero bueno, para eso se nos dió la vista. Por algún motivo que aun no comprendo del todo, así como la música es el arte mas popular, todavía muy por encima de las artes visuales, las palabras aun suelen tener más poder que las imágenes. El oído por sobre la visión. La imposibilidad de hacer danza sin música. En fin...en San Antonio sólo me "fijé" en lo buena que estaba mi milhoja de fresa, aunque creo que para eso usé otro sentido que gracias a gente como Gastón Acurio se está poniendo cada día mas de moda por aquí.
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